jueves, 23 de febrero de 2017


CRECIMIENTO DE VIDA:

LOS VALORES A MEDIAS:

Me preguntaba el otro día una alumna – amiga de mi taller de escritura creativa, algo parecido a esto: ¿Qué está pasando en el mundo, David?, ¿qué ocurre para que una mujer sea golpeada, pateada y luego arrastrada de los pelos en el descansillo de un portal y secuestrada en un ascensor camino de la madriguera de su agresor?, ¿qué ocurre para que en Madrid hayan ascendido las agresiones a homosexuales?, ¿qué está pasando para que en Rusia ser gay sea una enfermedad? Y yo añado: ¿Qué está ocurriendo para que, por WhatsApp, circulen mensajes alegrándose y regodeándose de la muerte de Rita Barberá, a pesar de que haya podido actuar de forma, como mínimo, poco ética, o de la muerte de un niño que está a favor de las corridas de toros?, ¿qué mundo estamos sembrando para que haya personas que idolatren al dictador Fidel Castro o que aplaudan el ascenso de la ultraderecha en Europa?, ¿qué mierdas sucede para que a Fernando Trueba se le estigmatice por no sentirse ni cinco minutos español?, ¿qué locos nos estamos volviendo para que haya personas que normalicen en su lenguaje palabras vejatorias como “sudaca”, “pancho” o “panchito” para referirse a personas de países sudamericanos?, ¿qué ocurre para que, día a día, se sucedan un sinfín de preguntas como estas?

Yo le respondí que, lo que en mi opinión ocurre, es que hay una PROFUNDA CRISIS DE VALORES. Es más, creo que hay una PROFUNDA INDEFINICIÓN DE VALORES.

¿Y que son los valores? Pues los valores son motores de pensamiento y actuación que, la mayoría de las veces, operan a un nivel inconsciente. Los valores motivan e impulsan nuestros comportamientos y, en parte, son muy responsables de definir una porción de quiénes somos. Y lo que yo creo es que nos vendría de vez en cuando muy bien hacer conscientes nuestros valores, para no decir o estar a favor, hágase el caso, de las barbaridades arriba expuestas.

Por ejemplo, si yo tengo meridianamente claro que un valor para mí fundamental es la DEMOCRACIA, entendida esta como aquella forma de gobierno en el que la soberanía reside en el pueblo a través de la elección, por este, de sus representantes (soy consciente de que la definición es insuficiente y que no solo en esto consiste la democracia, pero este artículo no es un ensayo de cuatrocientas páginas sobre la misma) si como digo, la DEMOCRACIA es un valor fundamental para mí, y lo sé, y lo he reflexionado, y estoy convencido de ello, ¿cómo demonios puedo justificar la dictadura de cualquier CACIQUE, aunque comparta cierta tendencia ideológica de derechas o de izquierdas con él?

Y es que, aquí viene el segundo problema después de la CRISIS DE VALORES, que es su INDEFINICIÓN, o lo que es peor: TENER VALORES A MEDIAS.

¿En qué consisten los VALORES A MEDIAS? ¿O los valores cuando me interesan? ¿O los valores según sople el viento?

Pues consisten, por poner uno de tantísimos ejemplos, en aquellas personas que, considerándose demócratas y de derechas, rechazan categóricamente las dictaduras, eso sí, las de izquierdas, porque las de Franco o Pinochet, tuvieron sus virtudes. Pero no se me enfaden estos supuestos demócratas de derechas, que hay para todos, porque luego vienen esos que, etiquetándose de izquierdas y también, ¡faltaría más!, poniéndose a los pies de la democracia, tildan de héroe a Castro, o no ven nada extraño en el gobierno de CHAVEZ – MADURO. Y así vamos, y así nos indefinimos con los valores a medias, y así decimos las barbaridades que decimos y así creamos la sociedad crispada y envenenada que aparece en los medios y en las redes sociales; porque soy demócrata cuando me interesa, porque soy tolerante cuando me interesa, porque estoy en contra del escrache cuando me interesa, porque, porque y porque, y así, hasta el infinito y más allá.

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